martes, 26 de febrero de 2013

A veces...

Si repaso todas mis miserias seria volver a sumergirme en mi propio infierno, recordaría todo lo que deje de hacer o buscaría la frase mas bella para decir que me resigne en el amor y culpar al destino por todo lo ocurrido, perdiendo la objetividad de reflexionar en las cosas que me equivoque, en los errores que volví a cometer creyendo que aprendí algo de ellos. A veces no deje ir a viejos fantasmas para no sentirme sola o para recordar que fui amada. De que sirvió? Solo detuve el tiempo en aquellos recuerdos híbridos que solo dejaron heridas. Escuche las peores canciones de amor, para destruir lo mas valioso que tengo, el corazón. A veces es mas fácil encerrarse en las heridas que curarlas. Es mucho mas simple buscar excusas que afrontar las derrotas. Hubo batallas que gane, otras que perdí y algunas que resigne porque no valían la pena. Sin embargo, hay una que sigo peleando, siendo la mas difícil que es conmigo misma. Pero en cada resurrección voy liberando algunas piedras que yo misma puse, hago repaso de viejos recuerdos en soledad poniendo a prueba mis sentimientos y es una sensación extraña porque en algunos casos ya no hay recuerdos. Entonces siento una nueva caricia en el alma, que de a poco voy despojando el pasado, aquel que nunca abandone, que siempre estuve en mi razón y solo compartí con mis demonios, alimentándolos con mis tristezas para ser rehén de ellos. Entre las cenizas de mi ser encontré la causa de mi compasión, mis propios miedos. El miedo de no poder salir de mi infierno quedándome por el resto de mi vida sumergida allí y durmiendo en el olvido de los demás.

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