miércoles, 27 de febrero de 2013

A ti...

A ti, que te fuiste de mi vida hace algún tiempo, voy a decirte que nada queda de ti en mi presente, logre sacar el fantasma de tu ausencia, aunque a veces aparezcas en mis sueños sin que te sueñe, no te tengo rencor pero tampoco deseo reencontrarte. En los lugares en que habito deje de escuchar tu voz, ya no estas detrás de las barras donde busco mi liberación. Antes necesitaba que me escucharas ahora eso ya no importa. Aunque algunos insistan en que te recuerde opte por olvidarte el día que te fuiste de esta fría ciudad convirtiéndote en una vieja fotografía olvidada en algún cajón.
Hay un momento en el día que me desvanezco, es cuando cae la noche. Todavía no puedo ser honesta conmigo misma o quizás no quiero que quede registrado lo que siento en estas simples palabras. Las noches se volvieron testigo de mi fragilidad y solo me ofrecen más silencios. Se que en algún momento tendré que decirlo o mejor dicho reconocer lo que siento. ¿Como hago? ¿Como despojar de mi todos los miedos? ¿Como saber si lo que estoy haciendo es lo correcto? Deambulo en la contradicción entre lo que digo y lo que hago. Sigo siendo esclava de mis propias palabras, de mis propios hechos y todavía sigo manejando el silencio. Naufrague sin darme cuenta olvidando el camino de regreso. Creí que si ignoraba la voz de mi conciencia mi mascara no se oxidaría. Esta debilidad tiene fecha de vencimiento porque no quiero ser rehén de ella porque necesito sonreír cada mañana, porque a cada segundo dejo el pasado aunque el se resista a que lo olvide. No quiero que mi alma pierda su luz ni mucho menos su encanto. No quiero perder el brillo en la mirada pero a veces pierdo las fuerzas y desvanezco en las tinieblas. Siempre me gusto jugar a lo incierto pero hoy necesito la certeza de que esto pasara y volveré a ser la persona que se emociona con la pequeñeces de la compleja vida que me obliga a seguir estando de pie.

martes, 26 de febrero de 2013

A veces...

Si repaso todas mis miserias seria volver a sumergirme en mi propio infierno, recordaría todo lo que deje de hacer o buscaría la frase mas bella para decir que me resigne en el amor y culpar al destino por todo lo ocurrido, perdiendo la objetividad de reflexionar en las cosas que me equivoque, en los errores que volví a cometer creyendo que aprendí algo de ellos. A veces no deje ir a viejos fantasmas para no sentirme sola o para recordar que fui amada. De que sirvió? Solo detuve el tiempo en aquellos recuerdos híbridos que solo dejaron heridas. Escuche las peores canciones de amor, para destruir lo mas valioso que tengo, el corazón. A veces es mas fácil encerrarse en las heridas que curarlas. Es mucho mas simple buscar excusas que afrontar las derrotas. Hubo batallas que gane, otras que perdí y algunas que resigne porque no valían la pena. Sin embargo, hay una que sigo peleando, siendo la mas difícil que es conmigo misma. Pero en cada resurrección voy liberando algunas piedras que yo misma puse, hago repaso de viejos recuerdos en soledad poniendo a prueba mis sentimientos y es una sensación extraña porque en algunos casos ya no hay recuerdos. Entonces siento una nueva caricia en el alma, que de a poco voy despojando el pasado, aquel que nunca abandone, que siempre estuve en mi razón y solo compartí con mis demonios, alimentándolos con mis tristezas para ser rehén de ellos. Entre las cenizas de mi ser encontré la causa de mi compasión, mis propios miedos. El miedo de no poder salir de mi infierno quedándome por el resto de mi vida sumergida allí y durmiendo en el olvido de los demás.
Resurgiré de mis cenizas todas las veces que sea necesario, caminare descalza por las noches en busca de nuevas emociones, llenare espacios vacíos con la luz de la mañana, sonreiré al despertar aunque no haya motivo de eso. No mirare hacia atrás para recordar el pasado. Coseré los sueños rotos para que no se sigan rompiendo, seguiré contemplando la luna en las noches de desvelo convirtiéndose en mi compañía, seguiré pidiendo deseos a las estrellas y hablaré con mi alma cuando ella se sienta sola. Cada recuerdo bueno tendrá la bendición de mi corazón, y los malos naufragaran en el mar encerrados en una botella así dejaran de ser míos. Contemplare el universo para sentir los latidos de mi corazón, curare sus heridas aunque sienta miedo de volver a lastimarlo. Mi mirada reflejara mi fortaleza y si derramo alguna lagrima será por los sueños cumplidos y no por los olvidados. Dejare de escribir pretextos Resurgiré de mis cenizas todas las veces que sea necesario para sentir que estoy viva.